El Gobierno británico da luz verde a la creación de hijos de tres ‘padres’ genéticos
El controvertido tratamiento de fecundación 'in vitro' utiliza el óvulo de una donante sana para evitar que el niño herede enfermedades mitocondriales
Londres prevé que pueda aplicarse en 2015
El
Gobierno británico ha abierto las puertas por primera vez en el mundo a una
técnica de reproducción asistida que evita la transmisión de las enfermedades
mitocondriales, unas graves y poco frecuentes patologías que se transmiten por
vía materna, y que tiene una curiosa particularidad: los bebés nacidos
gracias a este procedimiento tienen ADN aportado por tres progenitores porque
se usa el óvulo de una donante sana.
El
origen de estas enfermedades está en las mitocondrias, unos orgánulos que
proporcionan energía a las células y que tienen su propio ADN (apenas el 0,2%
de la carga genética total). Si el óvulo —una célula más— tiene mitocondrias
con alteraciones genéticas patógenas, el problema se traslada, tras la
fecundación, a las mitocondrias del bebé. Y como estos orgánulos son las
factorías energéticas de las células, las consecuencias son muy severas, ya que
afectan principalmente a los órganos que más energía necesitan, como el
cerebro, el corazón o los músculos. La incidencia de estas patologías es muy
baja, ronda un caso por cada 6.500 nacidos. De momento, se prevé que el
procedimiento se aplicaría en los casos más graves, quizás una decena al año.
El
objetivo de la técnica lanzada por el Gobierno británico —aún no probada al completo
en humanos, aunque sí en macacos— consiste en recurrir a un óvulo sano de
donante para aprovechar sus mitocondrias. Sería imposible eliminar una a una
las mitocondrias lesionadas de un óvulo enfermo y sustituirlas por las de otro
sano. En lugar de ello, se vacía el núcleo del óvulo sano —preservando el resto
de la estructura celular— y se sustituye por el del óvulo con mitocondrias
alteradas. De esta forma, el nuevo óvulo resultante lleva todos los cromosomas
de la madre y las mitocondrias sanas de la donante. Y puede ser fecundado en el
laboratorio por los espermatozoides del padre sin riesgo de transmisión de
enfermedad mitocondrial.
Hay
otra forma de hacerlo: se sigue el mismo procedimiento con la diferencia de que
en el intercambio no se usan óvulos, sino núcleos de embriones en sus primeras
fases de desarrollo, por la que ya cuenta con el contenido genético de los dos
padres.
En
ambos casos, hay tres fuentes de ADN: de los padres y de la donante (el 0,2% de
carga genética que se encuentra en las mitocondrias). La técnica, que ha
recibido el preceptivo visto bueno de la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA en sus
siglas en inglés), podría empezar a aplicarse dentro de dos años si se cumple
el calendario previsto y el Parlamento recibe y aprueba en 2014 la
correspondiente propuesta legislativa.
La
decisión anunciada ayer no ha estado exenta de polémica. Sally Davies, Oficial
Médico Jefe de Inglaterra, recordó el “apoyo generalizado” que trasladaron los
británicos a la consulta elaborada recientemente por la HFEA para saber su
opinión. Sin embargo, el director de la organización Human Genetics Alert,
David King, aseguró que estas técnicas “son innecesarias e inseguras”. “Es un
desastre que una decisión que cruza la línea que nos puede llevar a un mercado
de bebés de diseño se haya tomado en base a una consulta completamente sesgada
e inadecuada”, añadió.
Si en España alguna mujer hubiera solicitado someterse a
este proceso para combatir enfermedades mitocondriales, su petición habría
acabado en la mesa de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida (CNRHA)
para que esta entidad lo autorizara. Y esto no ha sucedido, según fuentes
próximas a este organismo consultivo del Ministerio de Sanidad.
Todos
los procedimientos relacionados con técnicas experimentales de reproducción
asistida, como es el caso, siguen unos cauces específicos. Igual que sucede con
la selección genética de embriones para curar a un hermano mediante trasplante
de médula, si una clínica o un hospital español recibiera una petición de este
tipo, habría de trasladarla a las autoridades sanitarias autonómicas. Estas, a
su vez, la remitirían a la CNRHA. Si su informe fuera positivo, las comunidades
podrían autorizarla. Pero no se ha dado el caso.
Probablemente,
el motivo de ello resida en la baja incidencia que presentan las enfermedades
metabólicas, comenta Carlos Simón, director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad,
la red de clínicas de reproducción asistida más extensa de España. “A nosotros
nadie nos ha preguntado por este procedimiento”.
A Li
Hafner, presidenta de la Asociación de Enfermos de Patologías Mitocondriales, con
sede en Sevilla, ayer le dieron “un alegrón”. Hafner, uno de cuyos hijos
falleció por encefalomiopatía mitocondrial, estaba ayer ilusionada. Pero
también contenida. “Es una buena noticia, pero pasará tiempo hasta que el
procedimiento llegue a España; y hay que comprobar aún su eficacia”.
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