Cuando sube la temperatura baja la igualdad
- La falta de lluvias lleva la pobreza y el hambre a Medio ambiente
“El
cambio ambiental global está trastocando todo en nuestro planeta, al
modificarse los sistemas que sustentan la vida, y está afectando a todas las
poblaciones del mundo, alterando sus medios de subsistencia, modos de vida,
acciones e interacciones”. Esta es una de las conclusiones del Informe Mundial
sobre Ciencias Sociales de 2013, editado por la Unesco y la OCDE, presentado
ayer. Este compendio de artículos de 150 especialistas de todo el mundo es solo
uno de los numerosos trabajos científicos que están viendo la luz estos días,
con motivo de la Cumbre del Clima que termina la semana próxima en Varsovia, y
que ponen de manifiesto cómo la naturaleza está sufriendo los estragos de la
acción humana, con consecuencias fatales para la vida de millones de personas.
El siguiente es un repaso de algunos de ellos.
» El séptimo año más cálido. 2013 es el séptimo año
más cálido desde que comenzaron los registros modernos en 1850, según un
informe de la Organización Meteorológica Mundial. “En lo que va de año, las
temperaturas son similares a las que se registraron durante 2001-2010, que fue
la década más cálida de la historia”, explicó el secretario general de la
organización, Michel Jarraud. “Las concentraciones atmosféricas de dióxido de
carbono y otros gases de efecto invernadero marcaron un nuevo récord en 2012, y
se espera que alcancen niveles sin precedentes de nuevo en 2013”, dijo, por lo que
vaticina “un futuro más cálido”. El trabajo repasa las precipitaciones extremas
en Alemania, Polonia, Austria y Suiza —con inundaciones causadas por los ríos
Elba y Danubio, las mayores desde 1950—, o la sequía que afectó a Brasil y gran
parte de América del Sur —donde se registró uno de los mayores déficits de
lluvia desde 1979—. Además, alerta de una tendencia a los climas extremos y un
agravamiento del impacto de las tormentas, como el tifón Haiyan en Filipinas,
debido al aumento en la subida del nivel del mar.
» La Amazonia retrocede más. La deforestación de la
Amazonia, el bosque tropical más grande del mundo, aumentó un 28% en los
últimos 12 meses, según el Gobierno brasileño, rompiendo la tendencia sostenida
de descenso de años anteriores. La superficie talada de julio de 2012 a julio de 2013, según
las imágenes de satélite, ascendió a 5.843 kilómetros
cuadrados (algo más que la superficie de La Rioja). La causa, al menos en
parte, es la expansión de granjas y la construcción de infraestructuras.
» Océanos ácidos. La acidificación de las aguas puede
incrementarse en un 170% este siglo y originar profundos cambios en el
ecosistema y la biodiversidad marina, según un estudio de más de 500 expertos
que se presentará en el encuentro de Varsovia. El trabajo, que también advierte
de “significativas pérdidas económicas”, asegura que el coral y los moluscos
pueden verse gravemente amenazados por la acidificación, que se produce a
medida que el CO2 emitido por la actividad humana —fundamentalmente por la
quema de combustibles fósiles— es absorbido por los océanos, informa Efe.
» Pobres más pobres. El cambio climático es el causante de
que las comunidades más vulnerables sean cada vez más pobres, pasen más hambre,
dediquen menos recursos al cuidado de sus hijos y, finalmente, se planteen la
emigración, y todo ello irá a peor si no se toman medidas para remediarlo,
según un estudio de la ONU. “En Senegal, tuvimos la oportunidad de conocer a
tres generaciones de una misma familia. El abuelo recordaba cómo solía cazar en
el bosque y cultivar la tierra. Su hijo lamentaba la llegada de las sequías, la
pérdida de cosechas y la escasez de caza. El hombre miraba a su nieto y
afirmaba que el niño ya no podría vivir más en esa tierra”, ejemplificaba para
Efe la doctora estadounidense Koko Warner, responsable del estudio Pérdida y
daños en países vulnerables. Burkina Faso, Etiopía, Mozambique y Nepal, Kenia,
Gambia, Bangladesh, Bután, Micronesia, Perú, México, Guatemala... En grandes
áreas de todos esos países están sufriendo cambios “en el régimen pluvial y en
los ciclos de cultivos, lo que disminuye cosechas y empobrece”, explica la
experta. Tres de cada cuatro hogares encuestados, en su mayoría pequeños
agricultores, han tenido que reducir el número de comidas o el tamaño de las
raciones.
Japón renuncia a bajar emisiones y se escuda en Fukushima
El anuncio golpea la Cumbre de Varsovia, que busca un gran pacto para contener el calentamiento
Naciones Unidas considera “lamentable” la decisión
Japón
colocó ayer una piedra más en el difícil camino trazado por Naciones Unidas
para alcanzar un gran pacto global contra el cambio climático en 2015. El
Gobierno nipón anunció que no rebajará sus emisiones un 25% para 2020, tal y
como había prometido, sino que las subirá un 3% con respecto a los niveles de
emisiones de 1990, la fecha de referencia que se han fijado los países firmantes
del protocolo de Kioto para que las reducciones sean homologables. ¿Por qué
razón ha abandonado este compromiso? El accidente
de la central nuclear de Fukushima, causado en 2011 por un terremoto y un
tsunami, ha obligado a detener las 50 centrales nucleares del país y las
emisiones de gases se han disparado.
Japón
es el quinto país con las emisiones más altas. El cambio en su mix energético
ha hecho que pasen de generar un tercio de su energía mediante centrales
nucleares a apenas un 0,7% a finales de 2012. Para compensar este apagón, el
Gobierno ha aumentado sus importaciones de petróleo, carbón y gas licuado,
mucho más contaminante. El primer ministro Shinzo Abe defiende la vuelta a la
energía nuclear, aunque asegura que se reducirá la dependencia de esta energía
con el tiempo.
En
una cita como la Cumbre del Clima de Varsovia, en la que más de 190 países
se reúnen bajo la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático
(UNFCCC, en sus siglas en inglés) para lograr compromisos cada vez más
ambiciosos en la lucha contra el cambio climático, el anuncio de Japón
contribuyó a atenuar unos ánimos un tanto descafeinados. Que el principal
objetivo sea avanzar en un pacto global que se aprobará dentro de dos años, en
la cumbre del clima de París 2015, resta tensión la cita. Todo, a pesar de que
el objetivo final, lograr un acuerdo con los principales países emisores, es
muy ambicioso y necesario.
Una cita descafeinada
- El Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) alertó en septiembre de que los efectos del cambio climático —causado con un 95% de certeza por el hombre— se acercan a un punto de no retorno. Según sus cálculos, el nivel del mar podría subir entre 26 y 82 centímetros y la temperatura aumentar hasta 4,8 grados a finales de siglo.
- El objetivo de la Cumbre de Varsovia es sentar las bases para lograr en 2015 en París un compromiso de reducción de gases de efecto invernadero que permita contener en dos grados ese aumento de temperatura.
- El carbón, combustible fósil más contaminante, se convertirá en 2020 en la primera fuente energética de la economía mundial por el consumo de los gigantes emergentes. Precisamente, estas naciones defienden su derecho al desarrollo y apelan a la responsabilidad de los industrializados en el calentamiento del planeta.
- Las negociaciones no recibirán un impulso definitivo en Varsovia hasta que, la semana que viene, lleguen los altos representantes de los Gobiernos. La meta perseguida es lograr que el esfuerzo en la lucha contra el calentamiento se reparta entre los principales contaminantes: China, EE UU, la UE, India y Rusia. El gigante asiático ha dicho que solo se podrá avanzar si los países ricos cumplen su promesa de dar 100.000 millones de dólares anuales (74.000 millones de euros) a partir de 2020.
- Desde que se inició la cumbre el lunes, ha habido dos reveses. Primero fue Australia quien canceló políticas que gravan las emisiones y anunció que solo se compromete a reducir sus gases contaminantes en un 5% para el año 2020, el mínimo a lo que se había comprometido en la segunda fase del periodo de protocolo de Kioto. Ayer fue Japón, el que renunció a un 25% ante la imposibilidad de cumplirlo por la crisis nuclear de Fukushima.
- Europa apuesta por el 20% para 2020. El objetivo de EE UU está en un 17% con respecto a los niveles de 2005, según anunció en mayo el presidente, Barack Obama.
Los
científicos tienen cada vez más claro, con un consenso del 95%, que el hombre
es el principal actor del cambio climático y han advertido de que los efectos
de las emisiones –subida del nivel del mar, acidificación de los mares o el
derretimiento de los glaciares se mantendrá durante siglos sino se toman las
medidas ahora.
El
delegado chino, Si Wei, no supo cómo describir su “consternación” y la
secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas, Christiana
Figueres, juzgó “lamentable” la postura de Gobierno nipón. “Comprendo que Japón
haya tenido varias catástrofes en los últimos años, pero tengo la esperanza de
que su Gobierno comprenda que las inversiones en renovables también pueden
reactivar las inversiones y crear nuevos empleos”, añadió.
El
secretario de Estado del clima británico, Ed Davey, mostró ciertas esperanzas
de que su país, y algunos otros miembros del G-8, el grupo de países más
industrializados del mundo, conseguirán que los japoneses vuelvan a asumir un
papel líder en este tipo de negociaciones. La delegación japonesa puso de pie
al resto de delegados cuando llegó a la cita de Bangkok en 2009. Unas semanas
antes, el entonces primer ministro, Yukio Hatoyama, había anunciado el objetivo
de reducción del 25% para 2020.
Las
organizaciones conservacionistas han sido las más críticas con Japón.
Vaticinaron que este movimiento tendrá una “repercusión negativa grave” en las
negociaciones que culminarán la semana que viene con la asistencia de los
ministros de los países participantes. “Retirarse de la acción por el clima es
como dar una bofetada en la cara en los que sufren los efectos del cambio
climático como Filipinas”, declaró Wael Hmaidan, director de la Red de Acción por el
Clima, una coalición de organizaciones que promueve políticas contra el
cambio climático en más de 100 países.
Japón
ganó ayer el Premio Fósil, galardón en negativo que conceden las ONG cada día,
y que esta semana ha obtenido hasta en dos ocasiones Australia, también por sus
desesperanzadoras políticas de clima. Su primer ministro, Tony Abbot, ha
revocado una ley que cobraba a las empresas por las emisiones de carbono, y que
llevaba apenas un año en vigor, y ha rechazado financiar los mecanismos de
compensación de daños y pérdidas para paliar con urgencia los efectos del
cambio climático en los países en desarrollo. Abbot los ha tildado en la prensa
australiana de “socialismo disfrazado de ecologismo”. El Gobierno de Abbot, del
partido nacional liberal, tiene apenas dos meses de rodaje y solo garantiza un
compromiso de reducción de emisiones de un 5% en 2020.
Tanto
Australia como Japón pertenecen a un grupo de negociación de la cumbre del
clima, denominado paraguas, de posición conservadora. Las emisiones de
Australia suponen el 1,5% de las globales, pero tiene una de las emisiones más
altas per cápita. En el mismo grupo también se encuentran Estados Unidos o
Canadá, que ha aplaudido algunos de los anuncios de Australia.
Quienes
ya han pasado por varias cumbres ven en estos anuncios una estrategia para
rebajar las expectativas de los países más exigentes y lograr acuerdos más
modestos. A pesar de estar en el ecuador de la cita de Varsovia, ni el
presidente de la cumbre, el ministro polaco, Martin Korelec, ni Figueres,
avanzaron nada de las negociaciones, que esta semana han tenido un carácter
técnico. Sí animaron a que no se pierda el espíritu y se siga buscando el
consenso de todos los asuntos que hay sobre la mesa. “No estamos aquí para
avergonzarnos de políticas individuales, sino para buscar consensos”, dijo
Korelec.
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