GENÉTICA
Descubierta una sexta ‘letra genética’ en células de animales y plantas
En bacterias la metil-adenina marca el ADN propio para defenderlo en caso de infecciones
EMILIO DE BENITO Madrid 7 MAY 2015
El alfabeto clave de la vida, los nucleótidos adenina (A), citosina (C), guanina (G) y timina (T) no son las únicas letras en la naturaleza. De sobra es conocido la existencia del uracilo (U) en las cadenas de ARN (la copia que sale del núcleo celular del ADN). Pero un reciente descubrimiento, según explican Holger Heyn y Manel Esteller, del Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge (Idibell), ha añadido otro carácter a este abecedario. Sumado a otra letra minoritaria descubierta en los ochenta, eso eleva a seis las bases en células eucariotas (las que forman los animales y plantas superiores, humanos incluidos).
Las dos nuevas letras son la metil-citosina y la última encontrada, la metil-adenina. Su hallazgo en algas, moscas (la famosa del vinagre, Drosophila melanogaster) y gusanos (el no menos conocido en el mundo de la genética Caenorhabditis elegans) es el primero en estos seres ya superiores -aunque aún no se haya encontrado en mamíferos, explica Esteller-. El comentario del investigador y los hallazgos se publican en cuatro artículos en Cell.
La metilación de las bases es un proceso vital en la biología molecular. Ese paso, la unión de un grupo metilo CH3- a las bases, actúa como una señal para activar y desactivar genes (lo que se denomina epigenética), pero Esteller explica que en este caso no se tata de una marca temporal. "La metil-cisteína es muy estable, se transmite a la descendencia y está relacionada con la diferenciación sexual y la configuración del cerebro", dice el investigador. También intervienen en la diferenciación celular, que hace que una se convierta en corazón o en vesícula, por ejemplo".Este carácter de estabilidad y transmisibilidad es fundamental para considerarlo una letra genética aparte, y no solo una variedad de las ya conocidas.
La nueva descubierta, la metil-adenina, "ya existe en bacterias, donde las defiende contra los virus. De alguna manera diferencia el ADN propio del ajeno", dice Esteller. Con ello se sabe dónde dirigir las defensas. En las especies donde se ha descubierto, "actuaría para regular la expresión de determinados genes, constituyendo por tanto una nueva marca epigenética", explica.
El hallazgo se ha debido al uso de técnicas "de gran sensibilidad debido a que los niveles de mA en los genomas descritos son bajos". Además, parece ser que la metil-adenina "tendría un papel específico en las células madre y en etapas tempranas del desarrollo", afirma.
El reto ahora es intentar encontrarla en mamíferos, y ver qué papel desempeñaría.
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